sábado, 20 de agosto de 2011

Des

Permitir nunca otra muestra de dolor
la cara deforme
los hijos ciegos
y el arbol mas alto del parque, quejandose
moviendose como otra ave
de mal vuelo.

Vamos llorando otra cancion,
el crucifico de la espalda,
el engaño natural.

Otra pared tragada con calma,
el castigo de un hijo metaforico,
o la cabeza que duerme entre las piernas.

Un hijo que crece con piernas de arbol,
¡Quemaremos todo con su lazo de carne?
No hay mas hijos que romper,
ni otras manos, ni otros ojos
solo un agujero profundo,
emanando la risa de lo inentendible,
como un gran abrir de ojos.

Ellilium

El otro se pasea desnudo

como la memoria

que cae de rodillas frente

al dulce membrillo de la muerte.



Los giros traducen, involucran y despiertan a la amada de quièn

con sus plumas azules y sus zapatos de charol.



Nadie se ríe.



Es una historia corta y con beneficios,

otro largo amor,

que produce la perdida del objeto

él busca solitario por un bosque de palomos,



-¿Donde estarás lluvia querida?

tu peinado desarmado me recuerda a una madre,

una cándida y exquisita madre.



Todos, una mano que golpea

otra cabeza no se va a repetir,

pues entonces girad juntos

como ningun giro

infrecuente y nublado,

con los animales que lloran,

pero nadie se encontrará triste.



Por fin se encuentra, el otro ser.