sábado, 20 de agosto de 2011

Des

Permitir nunca otra muestra de dolor
la cara deforme
los hijos ciegos
y el arbol mas alto del parque, quejandose
moviendose como otra ave
de mal vuelo.

Vamos llorando otra cancion,
el crucifico de la espalda,
el engaño natural.

Otra pared tragada con calma,
el castigo de un hijo metaforico,
o la cabeza que duerme entre las piernas.

Un hijo que crece con piernas de arbol,
¡Quemaremos todo con su lazo de carne?
No hay mas hijos que romper,
ni otras manos, ni otros ojos
solo un agujero profundo,
emanando la risa de lo inentendible,
como un gran abrir de ojos.

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